miércoles, 14 de marzo de 2012

Las vacaciones son para todos.

                                                        
Parar.
Os contaré una historia. Hace tiempo, alguien me comentó que llevaba una semana viendo a un perro muerto en la cuneta de la carretera de camino a su trabajo. Siempre iba con prisa hasta que un día paró para, al menos, quitarlo de allí y enterrarlo a un lado. El perro estaba vivo. La persona se horrorizó de haber estado pasando durante toda una semana a su lado y no haberlo socorrido, pensando que estaba muerto. Desde entonces, siempre para…y yo también!
Claro, parar pero…con cuidado! El primer error que cometemos todos, es frenar en seco. No lo hagas: el animal podría asustarse o podrías provocar que los coches que vienen detrás choquen contra el tuyo. Ve disminuyendo la velocidad y busca un sitio para dar la vuelta y parar en lugar seguro. Y no olvides utilizar el chaleco reflectante y, si has tenido que parar en la cuneta, poner los triángulos.
Socorrer.
Lo primero que debes hacer es comprobar el estado del animal. Es posible que tenga huesos rotos, heridas abiertas, que esté en shock, etc. En seguida os cuento qué hacer en cada uno de estos casos pero, antes que nada, hay que tener en cuenta que no nos conoce de nada, ni sabe qué vamos a hacer con él, así que puede asustarse y tratar de defenderse.
Se trate del animal que sea, acércate despacio, sin mirar directamente a los ojos. Si se trata de un perro o un gato, ofrécele tu mano con la palma hacia abajo para que la huela y trata de tranquilizarlo. Para saber cómo tranquilizar a un perro, te recomiendo El Lenguaje de los Perros: Las Señales de Calma, de Turid Rugaas.
Si el animal acepta este contacto, puedes acariciarlo para tranquilizarle…pero debes estar muy segur@ de que lo ha aceptado o, de lo contrario, podría sentirse atacado y reaccionar mal (ten en cuenta que se encuentra indefenso por estar herido) o intentar huir.
Si se trata de un conejo, de un ave o cualquier animal libre, que no haya sido abandonado y no haya tenido nunca contacto con humanos, cuanto menor sea tu contacto con él, mejor. Son animales que se estresan muy fácilmente y podrías hacer que su estado empeorase.
En cualquier caso, si el animal se encuentra herido o tiene síntomas de haber sufrido atropello, accidente, etc. lo mejor es colocarlo en posición de seguridad: tumbado sobre su costado derecho. Si está inconsciente, colócale el cuello de forma recta, ábrele la boca y coloca la lengua fuera de ella con cuidado, eliminando cualquier obstáculo para que le entre aire. Si no sabemos cómo proceder, lo mejor es no hacer nada: simplemente llevar directamente al animal al veterinario. Para ello, colocar al animal con cuidado y moviéndole la columna lo menos posible, sobre una tabla o manta. Si tenemos un transportín, lo mejor es meterlo en él, para que vaya protegido y tranquilo. En el caso de aves y conejos, resulta la mejor opción, ya que así su estrés será el menor. Si no tenemos transportín, siempre podemos utilizar una caja a la que le hagamos algunos agujeros.
Sin embargo, hay una serie de síntomas que son bastante evidentes y ante los que sí podemos actuar. Veamos ahora qué hacer en cada tipo de herida, teniendo en cuenta que, como no somos veterinarios, nuestra intervención debe ser mínima, para estabilizar en lo posible al animal hasta que lleguemos al veterinario.
  • Deshidratación/golpe de calor. Lo normal es que si el animal ha estado tiempo en la cuneta, esté deshidratado o con síntomas de golpe de calor. Lo notaremos porque jadea. Si el animal no está herido (es decir, está consciente, se mueve y comporta con normalidad), puedes darle de beber. En cualquier otro caso, no lo hagas. Si tiene hemorragia, no debes darle agua nunca o podría aumentarle. Si no tiene heridas visibles, pero está inmóvil o tiene síntomas de haber sufrido un atropello o golpe, tampoco debes hacerlo: podría tener hemorragias internas. Lo mejor es refrescarle cubriéndole con una toalla o manta humedecida en agua.
  • Hemorragias. Aplicar sobre la herida una toalla o trapo limpio, ejerciendo cierta presión y mantenerlo así hasta que deje de sangrar. Aun cuando haya dejado de sangrar, es importante mantener siempre la toalla o trapo sobre la herida hasta llegar al veterinario.
  • Fracturas. Nunca debes intentar manipular o entablillar una fractura. Simplemente mete al animal en tu coche como indicábamos antes evitando que el peso de su cuerpo recaiga sobre el hueso roto.
  • Shock. Es normal encontrar a un animal en este estado, tras sufrir un accidente, y pensar que está muerto. Tendrá los ojos vidriosos y la respiración casi imperceptible (acercar un espejo, el cristal del teléfono móvil, o cualquier superficie reflectante a su nariz y boca para comprobar que respira. Si es así, el cristal se empañará). Proceder a colocar el cuello recto y liberar las vías respiratorias y llevar urgentemente al veterinario.
  • Convulsiones. Las convulsiones duran desde unos segundos hasta 2 ó 3 minutos (aunque a ti, te parecerán eternas). No te asustes: no puedes hacer más que envolver al animal con una toalla o manta y sujetarlo para que no se golpeé. Una vez pase el ataque, súbelo al coche y llévalo al veterinario.
  • Heridas oculares y óticas. No trates de extraer nunca ningún tipo de material (cristales, arena, etc) de ojos u oídos. Si se trata de una herida en un ojo y lo tiene cerrado, nunca trates de abrírselo. Si el ojo está fuera de la órbita, no intentes colocarlo en su sitio: mantenlo húmedo y protegido hasta llegar al veterinario.
  • Heridas superficiales y quemaduras. En el caso de heridas superficiales, limpiar con suero o con Betadine. Si se trata de quemaduras por contacto, muy comunes en los atropellos por la fricción del arrastre del cuerpo del animal por la carretera, cubrir con una gasa, trapo o toalla húmeda, sin presionar y acudir al veterinario.
  • Parada respiratoria. Lo primero que debes hacer es sacarle la lengua de la boca. Luego, haz presión sobre su tórax cada 5 segundos para eliminar el aire de los pulmones y permitir que se vuelvan a llenar por su elasticidad natural. Puedes intentar presionar fuerte con la uña de tu pulgar sobre el borde inferior de la nariz que se encuentra sobre el labio superior: se trata de un punto de reanimación de acupuntura.
  • Parada cardio-respiratoria. Se trata de una maniobra sencilla, pero que hay que saber practicar. Te recomiendo la lectura este artículo, así como que consultes a tu veterinario, para que te indique cómo realizarla correctamente. Contar con este conocimiento de antemano puede ayudarte a salvar muchas vidas, pero es necesario que un profesional te enseñe a practicarlo.
Sea cual sea el estado del animal, incluso si parece estar bien, la visita al veterinario es necesaria. Es posible que sea un animal extraviado y tenga microchip: allí podrán leérselo y localizar a su familia. Por otro lado, si se trata de un animal salvaje, podrá orientarte sobre los mejores cuidados y orientarte sobre si hay algún centro de recuperación de ese tipo de animales en tu comunidad.
Acoger y reubicar.
Normalmente, esto es lo que más nos cuesta entender: somos los responsables de proporcionarle al animal que hemos recogido, un sitio seguro hasta que encontremos un hogar definitivo para él o podamos devolverlo a su hábitat.
Recuerda que, si has salvado al animal, es tu responsabilidad salvarle “hasta el final” y por tanto, la responsabilidad de acogerle y buscarle una nueva casa o devolverle a la naturaleza, es sólo tuya.
Las protectoras y albergues pueden ayudarte, pero no tienen recursos para hacerse cargo de todos los animales que quisieran. Por tanto, ten paciencia. Puede que la acogida suponga un contratiempo para ti, que cambie tus horarios o te obligue a correr con ciertos gastos pero…lo que para ti serán unos días algo más ocupados, para ese animal supone un cambio en su vida. ¿Qué son unos días de contratiempos comparados con poder salvarle la vida a un animal?
En el caso de que te sea materialmente imposible acogerlo en tu casa, siempre puedes pedir ayuda. Los foros animalistas, las comunidades sociales o incluso tus amigos y familiares son una buena opción. Pide ayuda: somos muchos y alguno podrá ayudarte. Puedes pedir a una protectora o albergue que te ayude a gestionar la adopción del animal. Casi ningún centro se negará a prestarte ayuda con este tema. También puedes pedirles que pongan al animal en lista de espera, de tal forma que, cuando tengan un hueco en el albergue, se pongan en contacto contigo. Lo que seguramente no podrán hacer es acoger de inmediato al animal. Ten en cuenta que cuentan con recursos económicos mínimos y que están desbordadas de trabajo y de animales.
Si se trata de un animal libre, pregunta a tu veterinario sobre centros de recuperación de ese tipo de animales en tu comunidad, ya que ellos son quienes mejor pueden orientarte sobre cómo proceder con él durante su acogida y cuándo será el momento para devolverlo a su hábitat o incluso acogerlo ellos en su centro para soltarlo ellos una vez esté recuperado

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